Aunque he utilizado la expresión de “Pasé una noche de perros” en
alguna ocasión, confieso que, hasta ayer, no tenía un contexto que me explicara
el verdadero significado.
Pero ahora, Lorenzo se ha encargado de darnos una nueva experiencia.
Una siesta prolongada, ayer por la tarde, nos despertó con un
sobresalto: ¡Lorenzo se quedó encerrado! Y agobiado, un poco por la culpa de
haberlo dejado fuera, mi esposo corrió hasta el patiecito donde toma su siesta
matutina en su colchón.
Siendo casi la medianoche, con cierta inocencia, le dimos las buenas
noches y volvimos a la cama. Entonces descubrimos que, nuestro olvido, tendría
un precio. Y así comenzamos con un desfilar de iniciativas del gigantón que
iban desde un insistente juego hasta ladridos exigiendo atención.
Ni mimos, ni regaños sirvieron de nada para aplacarlo y pasadas las
12, como último recurso, mi marido salió a dar un paseo a la luz de la luna y
hasta incluyó una que otra carrerita para lograr cansar al joven Lorenzo, quien
parecía haber olvidado el concepto de “sueño”.
Sudoroso y cansado, el abnegado co-dueño volvió a casa, sólo para
descubrir que Lorencito seguía con energías y muchos ánimos de continuar
jugando.
Para las tres de la mañana y en un intento de hacerle entender que era
suficiente, ¡zap! Una nalgada en el trasero y una orden en el tono más enérgico,
que alguien puede tener a esa hora, fueron mi último recurso. Pero, bien dice
el dicho, “una nalgada a tiempo traerá la buena disciplina” y comprobé que, en
mi caso, estaba muy a destiempo. Lorenzo, con ladridos y refunfuños, se acostó.
. . ¡para reiniciar a las 5 de la mañana!
El truco de escondernos bajo las sábanas y fingirnos dormidos fue
inútil. Así, nos llegó el amanecer con un gran danés alborotador e
indisciplinado, dejándonos con ojeras bien marcadas antes de salir a una
celebración familiar.
Así que como dije antes, ahora puedo decir, con conocimiento de causa
lo que es una real “noche de perros” y, quien no conozca la experiencia. . .
sólo llámeme y organizamos una “pijamada” con Lorenzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario