martes, 27 de marzo de 2012

"Hace un año. . ."

Todos aman a Lorenzo. Su mirada y su apertura para ser acariciado lo hacen magnético al afecto de la gente. Pero pocos saben lo que implica tener a Lorenzo y la rutina permanente que necesita para lograr que su salud avance y que, debo confesar, a veces es una labor extenuante.
Viajar, en mi caso, requiere de la planificación logística en la que, Lorenzo, es pieza clave en mis tiempos de estancia. Por su pasado, mi ausencia le afecta y no es posible hacer como con otras mascotas: Asegurarle alimento y agua por un par de días y ¡listo!
Ahora que ha llegado la primavera y que su terapia de rehabilitación se reintegró a las actividades, la atención y tiempo se incrementaron. Y, de no contar con ayuda, sería para mí imposible darle la atención necesaria.
Hay días que, como hoy, ver fotografías de otros perros me hace mal. Tal vez sea como aquella madre cuyo hijo sufrió un accidente que lo inhabilita temporalmente y que desvía la mirada de la fila de escolares que retozan al caminar hacia la entrada del salón.
Sí, hoy duele pensar en que aún falta mucho trabajo para verlo totalmente recuperado. Sí, hoy me siento cansada de las terapias, los complementos y las comidas especiales.
Hoy, si puedo hablar con la verdad, me duele recordar ese día, hace exactamente un año, donde la vida de mi Lorenzo cambió y su futuro tomó otro derrotero. Pero hoy, igualmente, lo miro tendido al sol, con sus ojos claros y su enorme cuerpo con hermosa piel y, sin dudarlo digo: ¡Gracias a Dios que te tengo, mi Lorenzo! ¡Te quiero, amigo mío! 

martes, 20 de marzo de 2012

"La rana"

Cuenta la historia de una rana que entró a competir con otras ranas del estanque. Todas luchaban por subir una ladera lodosa mientras, el público, les gritaba. Una a una iban resbalando y las ranas que las observaban, en lugar de porras, comenzaron a gritarles sobre lo imposible de la empresa. Al transcurrir la competencia, muchas fueron desertando, excepto una quien, salto y salto, y resbalón tras resbalón, continuó hasta llegar a la cima.
Todos la rodearon y una se atrevió a preguntar: “¿Cómo es que tú lograste llegar a la meta?”. Con sus dedos de rana, la ganadora respondió en el lenguaje de señas y entonces el público comprendió: la rana. . . ¡Era sorda!
Lorenzo, a la fecha, sigue viviendo con altas y bajas. Días donde su avance es evidente y otros donde parece que nunca terminará de recuperarse. Pero, la terapeuta marcó un plazo, ¡Un año! Doce meses de trabajo, dolores, recaídas, perseverancia, cuidados especiales, ánimo y fe.
Y hoy que la primavera llegó, Lorenzo y yo dimos un salto al reto, iniciando la segunda fase con terapia de natación. ¿Agradable? ¡No! Porque, ni a él ni a mí, nos gusta nadar pero tenemos un objetivo y vamos a lograrlo.
Así que, después de escuchar a mi alrededor palabras de desesperanza y frases para convencernos a la resignación, decidí o, corrijo, decidimos ¡SEREMOS COMO LA RANA!
¡Al agua patos, Lorenzo! 

viernes, 16 de marzo de 2012

"De cara al sol"

La transición entre el invierno y la primavera se ha convertido en un tiempo difícil para Lorenzo. Los cambios constantes de temperatura le afectan y su ánimo, por días, decae al punto de volverlo reservado.
Es por eso que, los días soleados, son siempre una invitación para  mi Lore para reposar de cara al sol. Sus huesos se fortalecen, sus músculos entran en calor y todo su cuerpo se relaja. Aun así, no es sencillo convencerlo de que se eche en el patio a disfrutarlo porque, a Lorenzo, no le gusta la soledad.
Las prioridades de Lorenzo son firmes. No es sobornable con comida, ni acepta disfrutar de las cosas si ello exige ostracismo. Para mi amiguito, las relaciones son lo más importante y, todo, le sabe mejor si está rodeado de los que ama.
Sus caminatas, además de ayudar a mantenerlo ejercitado, se han convertido en una necesidad imperiosa por la experiencia gratificante de caminar juntos y recibir, dicho sea de paso, una lluvia de mimos en su paseo por la plaza.
Para Lorenzo, lo más valioso y necesario, es la gente. Y él se ha convertido en un recordatorio permanente para nutrir la relación con los que amo. Así, evito dejarme embarcar en la tendencia de dar cosas materiales y, en cambio, me propongo a diario ser generosa para prodigarles lo que es necesario e importante: mi tiempo y mi atención.
Así que, para terminar la semana, ¡Lorenzo, vámonos a pasear!

miércoles, 14 de marzo de 2012

"Exclusividad"

Dicen que las relaciones más fuertes se forjan al compartir los momentos difíciles y tal es el caso entre Lorenzo y yo.
Hace un año ya que mi pequeño gigantón sufrió el accidente y, desde entonces, nuestros destinos se unieron con un amor especial. Aunque hemos tenido tiempos de separación, nuestras vidas han ido complementándose, llenándose de afecto y compañía.
De igual manera ocurrió con mi nieto. Por los estudios profesionales de su mami, mi pequeño y yo tuvimos mucho tiempo para compartir, lo que forjó nuestro vínculo bajo la clasificación de “muy especial”.
Pero, por las terapias de Lorenzo, ocurre con más frecuencia que estemos separados y él ha comenzado a establecer nuevas compañías y afectos. Tal es el caso con mi esposo, con quien sale a caminar por las mañanas o con la empleada, quien le sirve tres opciones distintas de comida durante el día y ni qué decir con mi hijo, que lo llena de mimos.
Este nuevo abanico de cariños no es exclusivo de Lorenzo. Mi nieto, por la inclusión de un nuevo miembro en la familia, ha comenzado también a repartir sus muestras de cariño y preferencia, por lo que la nana se aventuró a decir, a manera de broma: “¡Ya le están haciendo competencia!”.
El comentario me hizo carcajear y, después, pensar.
¿Acaso cuando se ama a alguien, de forma especial, tenemos el derecho de exigir exclusividad? Mi respuesta fue inmediata, “¡No!”. Porque el verdadero amor promueve la libertad y no la dependencia. Y porque, siendo los amores un verdadero tesoro, debemos desear para nuestros seres más queridos que abunden en su vida y sean rodeados por todo el amor posible.
Así que, crece más, mi Lorenzo y sé libre que, yo, pase lo que pase, te seguiré queriendo como “mi amigo especial”.