domingo, 27 de mayo de 2012

"Noche de perros"


Aunque he utilizado la expresión de “Pasé una noche de perros” en alguna ocasión, confieso que, hasta ayer, no tenía un contexto que me explicara el verdadero significado.
Pero ahora, Lorenzo se ha encargado de darnos una nueva experiencia.
Una siesta prolongada, ayer por la tarde, nos despertó con un sobresalto: ¡Lorenzo se quedó encerrado! Y agobiado, un poco por la culpa de haberlo dejado fuera, mi esposo corrió hasta el patiecito donde toma su siesta matutina en su colchón.
Siendo casi la medianoche, con cierta inocencia, le dimos las buenas noches y volvimos a la cama. Entonces descubrimos que, nuestro olvido, tendría un precio. Y así comenzamos con un desfilar de iniciativas del gigantón que iban desde un insistente juego hasta ladridos exigiendo atención.
Ni mimos, ni regaños sirvieron de nada para aplacarlo y pasadas las 12, como último recurso, mi marido salió a dar un paseo a la luz de la luna y hasta incluyó una que otra carrerita para lograr cansar al joven Lorenzo, quien parecía haber olvidado el concepto de “sueño”.
Sudoroso y cansado, el abnegado co-dueño volvió a casa, sólo para descubrir que Lorencito seguía con energías y muchos ánimos de continuar jugando.
Para las tres de la mañana y en un intento de hacerle entender que era suficiente, ¡zap! Una nalgada en el trasero y una orden en el tono más enérgico, que alguien puede tener a esa hora, fueron mi último recurso. Pero, bien dice el dicho, “una nalgada a tiempo traerá la buena disciplina” y comprobé que, en mi caso, estaba muy a destiempo. Lorenzo, con ladridos y refunfuños, se acostó. . . ¡para reiniciar a las 5 de la mañana!
El truco de escondernos bajo las sábanas y fingirnos dormidos fue inútil. Así, nos llegó el amanecer con un gran danés alborotador e indisciplinado, dejándonos con ojeras bien marcadas antes de salir a una celebración familiar.
Así que como dije antes, ahora puedo decir, con conocimiento de causa lo que es una real “noche de perros” y, quien no conozca la experiencia. . . sólo llámeme y organizamos una “pijamada” con Lorenzo. 

viernes, 25 de mayo de 2012

"Una de candidatos y elecciones"


Ya que el viento democrático se ha colado por las rendijas, decidí hacer un análisis de los protagonistas políticos para las próximas elecciones y, tras hacer una comparación de las propuestas, llegué a la conclusión de que tengo a un candidato ideal.
Empezando por lo que sube a su bandera el tricolor y lo que, según los analistas, le trae popularidad: un candidato con una presencia muy atractiva al “sexo débil” y su capacidad de compromiso; sigo con el candidato del sol, cuyo líder se levanta con la ola amorosa y un futuro de esperanza; paso a mirar a la primera mujer candidata a la presidencia, quien se auto califica como leal, honesta y diferente; y, para completar mi revisión, el candidato de la imagen “original” y, según algunos, el más estudiado.
Y sin mucho pensarlo, tengo una relevación. Conozco al candidato que reúne las fortalezas de los cuatro candidatos.
Es alguien con una enorme capacidad de convocatoria y, eso, lo debe a que es y se sabe muy atractivo. Si hablamos de compromiso o lealtad, ¡nadie como él! Aunque la gente le ha fallado, él no retira su fidelidad. En el tema de entregarse amorosamente y sin medida, no hay quien le gane y, su vida misma, es el ejemplo perfecto de la esperanza para sobreponerse a los retos. Es transparente en sus intenciones y cualquiera puede adivinarlas en sus ojos, limpios y francos. En eso de ser “diferente”, le mata el gallo a la candidata y, si alguien es estudiado, es él. . . ¡hasta los huesos!
Por desgracia, los tiempos para el registro de candidatos ciudadanos independientes ha pasado, porque de estar a tiempo, yo propondría sin empacho a:
¡LORENZO PARA PRESIDENTE!

martes, 22 de mayo de 2012

"Casi. . ."


Lorenzo, como algunas personas que conozco, ha vivido su vida en el umbral del “casi”.
“Casi” se cancela su migración a México cuando nuestra agenda comenzó a variar, arruinando las coincidencias.
“Casi” tuvo que ser sacrificado ante la posibilidad de una invalidez permanente.
“Casi” es aniquilado por otro macho que encabezó una revuelta en la manada.
Y, “casi” me convence de que sería un perro apagado y sin carácter después de tantos sufrimientos y pruebas. ¡Sorpresa!
Atrás de esa mirada dulzona y pacífica, he descubierto, se esconde un “pequeño granuja”, diría mi hermano menor. Con sus orejas moteadas y la altura de un poni Shetler,  logra convencer con su impronta de que es como un enorme perro de peluche del pelaje más fino. Pero hoy, me atrevo a develar que, Lorenzo ¡es un verdadero pícaro!
Seguramente algunos dudarán de mis palabras pero, algunas evidencias, confirmarán mis palabras. Aunque, por la ubicación en la geografía personal de mi marido, no me atrevo a exhibir las pruebas.
Si, Lorenzo ha dejado huella de su malcriadez en el trasero de mi esposo quien, por simpatía, se asignó la tarea de salir por las mañanas a una caminata por el pueblo.
La escena de sus travesuras se desata cuando, por simple flojera, mi marido decide cancelar la actividad matutina. Es entonces cuando Lorenzo, con su monumental cabeza, se escabulle entre las sábanas y, sin misericordia, comienza a darle pequeños mordiscos, como pellizcos de monja, en “salva sea la parte”. Si tan convincente actitud no logra sacarlo de las sábanas, procede a pronunciar algo muy parecido a ladridos que, por la fortuna de desconocer el idioma de los perros, no paso aquí la vergüenza de traducir sus argumentos.
A pesar del alboroto de Lorenzo y que no respeta ni el domingo, confieso, mi Goliat de cuatro patas es para nosotros la sobredosis de endorfinas que convierte el despertar perezoso en un retozar de manos, reclamos fingidos y carcajadas.
¡Cómo quiero a este adorable sinvergüenza!