miércoles, 8 de febrero de 2012

"¡Ahí vamos, jovencito!"

¡Es un hecho! Ni cirugías, ni enfermedad, ni terapias, ni nada, puede evadirnos de que la adolescencia nos alcance y, para Lorenzo, tampoco hay excepción.
Los límites, antes claros y absolutos, están siendo puestos a prueba por el adolescente can. La cama que se clasificó como un “NO”, ahora es motivo de su terco intento para hacerla de su propiedad.
El pollo, su comida favorita, tampoco ha quedado fuera de sus cambios hormonales y de humor. Ahora, cual joven manipulador, la utiliza para mostrarme sus desacuerdos. “Si no vamos a dar un paseo. . . no como”, me asegura con su actitud. Y, con una huelga de hambre de dos días, me hace saber que “no le gusta estar en la ciudad”. 
Ni platillos especiales ni pequeños sobornos parecen resultar cuando el gigantón de ojos azules ha decidido imponerse.
Ahora sé que, mi Lorenzo, ha dejado de ser un cachorro y no sólo por el desarrollo de su cuerpo, sino por la actitud de adolescente en vías de la madurez.
Supongo que aún tengo una ventaja. Lorenzo abre puertas pero. . . ¡no puede azotarlas!
Aquí comienza un nuevo capítulo de vida para el “Rey Sol” (significado de su nombre) y, por el inicio, con sus casi 18 meses, creo que será más que divertido.

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