¿Cuánto tiempo ha pasado desde que les compartí noticias de Lorenzo?
¡Más de un año! Vaya que ha volado el tiempo. Espero que hayan esperado
sentados aunque, en este lado de la pantalla, no ha sido así.
Lorenzo ha disfrutado su nuevo hogar aunque tuvo que esmerarse en
poner límites a los gatos vecinos que pretendían tomar su jardín como lugar de
reunión. Su rutina de paseos por la plaza quedó desplazada por dos largos
paseos por los alrededores donde, la tierra suave y mullidos pastos, evitan que
los cojinetes de sus patas sufran daño. Y, aunque ha tenido que extrañarme
durante mis ausencias, ha encontrado el placer de las caricias entre sus nuevos
admiradores en el vecindario.
Parece que todo ha quedado suspendido en el tiempo y que no hay cambio
alguno que contar, salvo una constancia de gotera en el ejercicio y la buena
alimentación. . .hasta hoy.
Aprovechando mi estancia, como siempre, Lorenzo ocupó su lugar para
hacerme compañía mientras escribo, reposando sobre su tapete a mis espaldas. Sus
resuellos y respiración se han convertido en parte de la laxitud del ambiente
por lo que, cuando algo la altera, mi atención se desvía para saber que le
ocurre.
Hoy, hace tan sólo unos momentos, viví el mismo regocijo que siente
una madre cuando su hijo intenta dar los primeros pasos. Bastó sentir que algo
había cambiado en el ritmo de la respiración de mi compañero para hacerme voltear y me encontré con la sorpresa: Lorenzo,
mi Lorenzo, me miraba pacientemente. . . ¡Sentado!
Para quien no conozca su historia, seguro que este anuncio le parecerá
casi absurdo aunque lejos está de serlo.
Sólo le bastaría saber que, por consecuencia de su lesión en la
columna y la cirugía, Lorenzo podría caminar, echarse, correr y permanece parado,
pero no sentarse. La postura, sosteniendo el peso mayormente en la espalda
baja, generaría mucho dolor.
Lo maravilloso es que, producto del ejercicio constante, sus
músculos y sus huesos se han fortalecido y ahora es capaz de mantener esa
postura por un rato, disfrutando de la perspectiva que la posición le da.
Así que, Lorenzo no ha pasado el tiempo sentado. Ha continuado
recorriendo el camino de la recuperación y, ahora, es prácticamente un perro
normal, sano, feliz. . . y que puede sentarse.
¡Buen trabajo, Lorenzo!
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