martes, 5 de noviembre de 2013

"Esperar. . ."

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que les compartí noticias de Lorenzo? ¡Más de un año! Vaya que ha volado el tiempo. Espero que hayan esperado sentados aunque, en este lado de la pantalla, no ha sido así.
Lorenzo ha disfrutado su nuevo hogar aunque tuvo que esmerarse en poner límites a los gatos vecinos que pretendían tomar su jardín como lugar de reunión. Su rutina de paseos por la plaza quedó desplazada por dos largos paseos por los alrededores donde, la tierra suave y mullidos pastos, evitan que los cojinetes de sus patas sufran daño. Y, aunque ha tenido que extrañarme durante mis ausencias, ha encontrado el placer de las caricias entre sus nuevos admiradores en el vecindario.
Parece que todo ha quedado suspendido en el tiempo y que no hay cambio alguno que contar, salvo una constancia de gotera en el ejercicio y la buena alimentación. . .hasta hoy.
Aprovechando mi estancia, como siempre, Lorenzo ocupó su lugar para hacerme compañía mientras escribo, reposando sobre su tapete a mis espaldas. Sus resuellos y respiración se han convertido en parte de la laxitud del ambiente por lo que, cuando algo la altera, mi atención se desvía para saber que le ocurre.

Hoy, hace tan sólo unos momentos, viví el mismo regocijo que siente una madre cuando su hijo intenta dar los primeros pasos. Bastó sentir que algo había cambiado en el ritmo de la respiración de mi compañero para hacerme voltear y me encontré con la sorpresa: Lorenzo, mi Lorenzo, me miraba pacientemente. . . ¡Sentado!
Para quien no conozca su historia, seguro que este anuncio le parecerá casi absurdo aunque lejos está de serlo.
Sólo le bastaría saber que, por consecuencia de su lesión en la columna y la cirugía, Lorenzo podría caminar, echarse, correr y permanece parado, pero no sentarse. La postura, sosteniendo el peso mayormente en la espalda baja, generaría mucho dolor.
Lo maravilloso es que, producto del ejercicio constante, sus músculos y sus huesos se han fortalecido y ahora es capaz de mantener esa postura por un rato, disfrutando de la perspectiva que la posición le da.
Así que, Lorenzo no ha pasado el tiempo sentado. Ha continuado recorriendo el camino de la recuperación y, ahora, es prácticamente un perro normal, sano, feliz. . . y que puede sentarse.

¡Buen trabajo, Lorenzo!

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